Málaga, 3 de diciembre de 2024
La provincia de Málaga ha sumado en noviembre 164 nuevos parados, alcanzando los 120.070 desempleados. No en vano, son 12.540 menos que hace un año. Por sectores, servicios cerró el pasado mes con un incremento de 319 parados y las personas sin empleo anterior, de 154. En la situación opuesta, registraron descensos en el número de desempleados la construcción (-146), la agricultura (-109) y la industria (-54). Por su parte, la afiliación cayó en 7.832 personas, hasta los 717.348 cotizantes a la Seguridad Social, sumando 24.313 afiliados más que en noviembre de 2023.
La vicepresidenta ejecutiva y secretaria general de la Confederación de Empresarios de Málaga – CEM, Natalia Sánchez, ha valorado estos datos “asumiendo el ciclo normal del empleo durante el año”. En esta época, según Sánchez, “todavía se producen los efectos de haber pasado el tramo alto de la temporada turística que, aunque cada vez más extensa, provoca estas subidas del paro, especialmente en el sector servicios, una vez adentrados en el otoño”. No así en sectores como la construcción “que muestra cierto dinamismo y acumula un descenso del paro de más de 700 personas durante los últimos tres meses”.
Natalia Sánchez ha destacado la progresión interanual de ambas métricas, “con más de 12.000 parados menos que hace un año y más de 24.000 afiliados más, lo que implica posicionarnos en el mejor momento en términos de empleo de los últimos casi 20 años”. La vicepresidenta ejecutiva de CEM ha puesto el foco en “el motor económico de nuestras empresas, que continúan generando actividad económica a un ritmo constante, con evidentes impactos en el mercado de trabajo de la provincia”.
No obstante, ha asegurado, “desde las organizaciones empresariales trabajamos para continuar en esta línea e impactar en el empleo a través de la actividad de nuestras empresas”. Pero, según Natalia Sánchez, “será difícil traspasar determinadas barreras si no contamos con el apoyo necesario por parte de las administraciones”. En este sentido, “nuestro grado de competitividad, influido negativamente por la presión fiscal, las trabas y lentitud administrativa, la inseguridad jurídica y el constante aumento de los costes sociales y laborales dificultan que nuestro tejido productivo gane dimensión, que nuestras empresas apuesten por invertir y crecer para generar más empleo”.
Así, “en un país en el que la inmensa mayoría de las empresas son pymes y micropymes; en una provincia como la nuestra, que no deja de aumentar su población activa, necesitamos estabilidad, incentivos y confianza para poder transformar nuestro ecosistema”.